ORQUÍDEA ROJA

Texto que realicé para el Taller de escritura creativa.

29/07/2022


Esta orquídea es lo único que llevo conmigo, la observo con detenimiento al esconderme tras algunas panduratas en este extraño bosque que despide un intenso olor a bergamota. Es roja y le escurren gotas de sangre, esa sangre. Me cubro la boca negando aterrada.

Mi corazón palpita, no tengo idea de qué hacer. Ya he corrido demasiado y el paraje parece interminable. Aquellos gritos desgarradores continúan tronando en mis oídos, aunados a poderosos pasos que vienen por de mí. No debería detenerme.

Soy la siguiente.

No, esto no es real. Me repito. Ellos dicen buscar la eudaimonia a través de esta aberración. Es una paradoja, porque el dolor, la degradación, sé que no puede llevar a ello, es absurdo y no aceptaré el destino que se me impone sin luchar.

Mi piel está pegajosa, la sangre que rocía la flor, resbala hasta mis manos desnudas, pero sé que escurre también por mi cabello, mi rostro. Tengo el estómago revuelto, sé que no debo delatarme, pero no logro detenerlo. Suelto la orquídea nauseabunda y dejo salir lo que mi cuerpo ya no puede retener. La levedad me envuelve, pero me niego a ceder. 

Me encuentro más ligera aun, entonces observó el césped desigual donde mi estómago decidió arrojar su contenido y entiendo que eso es con lo que nos doblegan: primero hacen pasar hambre por días y luego comemos lo que sea, en mi caso, esos frutos secos y agua. Con eso nos adormecen y comprendo que no tengo salida, ellos llegarán y me llevarán, ya están cerca.

Sollozo abrazando mis piernas. Nunca tuve oportunidad. Lucho contra la inconsciencia e impotencia, cierro los ojos con fuerza como si eso pudiera salvarme.

Una respiración en mi oreja, ese olor fétido de su aliento acaricia mi cabello. Tiemblo. Unas manos me sujetan. Llegó el momento. Busco soltarme. Su tacto rompe mi piel de forma profunda, chillo…

Entonces mi corazón se detiene al escuchar ese sonido.